Que tenga un año de buena cosecha

Que tenga un feliz año; que pueda disfrutar de una cosecha abundante. Que la inversión y el esfuerzo realizado hasta hoy se vea compensado con creces en el próximo, y que todo lo que ha venido sembrando en sí mismo y en los demás, se le devuelva multiplicado. Que tenga un buen año de cosecha fructífera en su vida personal y familiar, en su vida espiritual y su salud.


La ley de la siembra y la cosecha es universal. Aplica para creyentes y no. Todo lo que se siembra se cosecha; sólo es cuestión de tiempo. Si ha estado sembrando trabajo, esfuerzo, dedicación, ¡Dios quiera que en este nuevo año coseche sus logros en abundancia! Si en los años anteriores ha sembrado en su vida  justicia y honestidad, ¡coseche satisfacción, dicha y paz interior! Si ha estado sembrando amabilidad, perdón y generosidad, ¡que coseche más de lo mismo! ¡Que le vaya bien!

En caso contrario, si no ha estado sembrando actitudes y acciones correctas, es poco probable que coseche cosas buenas. Puede que encuentre la gracia y el perdón de Dios, y obtenga bendición aun cuando no haya sembrado lo necesario para obtenerla; pero para disfrutar de manera permanente de paz, dicha y plenitud de vida, no hay otro camino que la siembra perseverante de acciones justas y correctas. El fruto de la justicia es paz.

Olvídese del baño de florecimiento, la trusa amarilla, correr con la maleta, comer las uvas o las lentejas, pues estas tradiciones no tienen más poder que la ley de la siembra y la cosecha. Más bien, si no ha estado sembrando lo correcto (para con Dios y sus semejantes), decida empezar el nuevo año sembrando lo que es bueno. Siembre fidelidad, siembre verdad. Siembre trabajo, ahorro. Siembre humildad, respeto, amor. Siembre buen trato, dando a los demás lo mismo que desea que le den a usted.

Siembre para el espíritu y no solo para la carne, no satisfaga indebidamente sus propios deseos, no siembre solo para lo material y temporal. Siembre para Dios, porque todo lo que cosechemos en esta vida, aun siendo bueno, durará solo el tiempo que aquí vivamos; pero si sembramos para el Espíritu cosecharemos vida eterna. De ahí la exhortación de la Biblia: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no nos desanimamos”.

Sembramos para Dios cuando rendimos nuestra vida a su voluntad. Cuando reconociendo nuestras faltas y pecados, le pedimos perdón porque deseamos cambiar, no queriendo cosechar desdicha ni muerte. Sembramos con fe y arrepentimiento para cosechar perdón, bendición y salvación. Si sembramos para Dios, recibiremos en el reino de Jesucristo mucho más de lo que aquí no obtuvimos, y será una cosecha eterna y abundante.

Mientras tanto,
¡Que tenga un año de buena siembra!
¡Qué tenga un año de buena cosecha!
¡Que tenga un bendecido año nuevo!

*Gálatas 6:7-10






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