"Difunto Express"

¿Qué tal si las empresas de transporte público tuvieran uno de estos nombres…?
“Cementerio Tours”,
“Expreso Al Más Allá”,
“Transportes El Tunche”,
“Velorio Travels”, 
“Lápida veloz” 
Sin duda que pocos se atreverían a subir. Sin embargo en las diferentes empresas de nuestra región, aunque no tienen ese tipo de nombres, muchos de sus choferes manejan como si quisieran llevarnos a la muerte.


Quienes viajamos continuamente por las carreteras de San Martín (sea como pasajeros o como conductores), somos testigos una y otra de choferes que conducen “coqueteando” con la muerte, acercándose irrespetuosamente a ella. Lo hacen como si tuviesen poderes sobrenaturales o fuesen inmortales, algo así como “Súper  Choferes” capaces de controlar las leyes de la física, el espacio y el tiempo, asegurándose a sí mismos que nada malo les pasará, hagan lo que hagan. No necesitan el cinturón de seguridad, exceden los límites de velocidad, adelantan en curvas, sobrepasan sin considerar al vehículo que viene en sentido contrario, no respetan la doble línea, pasan los “rompe muelles” de lado, etc. No faltan los que creen tener poderes síquicos para manejar medio dormidos o medio borrachos. Se creen invencibles, “no pasa nada” dicen. Los cementerios dicen todo lo contrario.

En una ocasión, viajando como pasajero en el asiento del copiloto, le pregunté al chofer porqué sobrepasaba a los camiones en curva, esto, luego del susto por la frenada y el giro brusco que hizo para regresar a su carril pues otro auto venia en sentido contrario. Me respondió que no había ningún problema ya que estaba manejando “a la defensiva”. Reveladora respuesta. Resulta que para él, manejar a la defensiva consiste en desobedecer las reglas de tránsito y el sentido común pero “defendiéndose” del que viene en sentido contrario, ¿cómo?, no sé (cerrando los ojos quizá); tampoco quise preguntar más. Solo le pedí que no lo volviera hacer. La verdad es que los pasajeros terminamos también “viajando a la defensiva”, cuidándonos de choferes así.

Cuando un chofer necio corre obsesionado en reducir su tiempo de viaje, los pasajeros deberían ponerle freno. La irresponsabilidad se comparte cuando los mismos pasajeros son los que alientan al chofer a pisar el acelerador para llegar diez minutos antes. Ellos también dicen “no pasa nada…” pero olvidan que precisamente esa ha sido la última frase de muchos que llegaron mucho antes, pero a la morgue o al hospital.

Los accidentes de carretera aumentan en todo el país y la mayoría sucede por imprudencia e insensatez. Las autoridades han avanzado en su labor de prevención pero pueden hacer más. Por ejemplo, podría obligarse a todas las unidades de transporte, grandes o pequeñas a instalar una cámara de video digital en el parabrisas de tal manera que en cualquier momento, y al azar, la autoridad designada solicite la grabación de una de las unidades y revise cuántas faltas al reglamento de tránsito ha cometido para así sancionar al conductor y a la empresa. Para la siguiente vez, pensarán dos veces antes de dejar grabada su imprudencia.

Por favor, señores conductores: No manejen con imprudencia. La Biblia dice: “No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo?”, “El sabio teme y se aparta del mal; Mas el insensato se muestra insolente y confiado”. Podríamos cambiar algunas palabras para aplicarlo a las carreteras: “No seas insensato al conducir ¿o te quieres morir antes de tiempo? El conductor sabio anticipa el peligro y se aparta, pero el tonto actúa con exceso de confianza”. No se confíen. Respeten las reglas y señales de tránsito.


*Eclesiastés 7:17; Proverbios 14:16


[Publicado en Diario Voces el 23 de mayo del 2015]



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