Los ¡Ay! de Dios

¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!
¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo.
¡Ay de vosotros, que compráis casas y más casas, que conseguís campos y más campos, hasta no dejar lugar a nadie más, y os instaláis como si fuerais los únicos en el país! ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado.
¡Ay de vosotros, que dictáis leyes injustas y publicáis decretos intolerables, que no hacéis justicia a los débiles ni reconocéis los derechos de los pobres de mi pueblo, que explotáis a las viudas y robáis a los huérfanos! ¿Qué haréis cuando hayáis de rendir cuentas, cuando veáis venir de lejos el castigo? ¿A quién acudiréis pidiendo ayuda? ¿En dónde dejaréis vuestras riquezas?
¡Ay de los pastores que se apacientan a sí mismos! …Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida... Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado. He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano... 
¡Ay de los profetas insensatos, que siguen su propia inspiración, y no tienen verdaderas visiones! Sus visiones son falsas y sus profecías son mentira. Dicen que hablan de mi parte, pero yo no los he enviado. ¡Y esperan que sus palabras se cumplan!... Por eso yo, el Señor, digo: Yo estoy contra vosotros. Levantaré la mano para castigar a los profetas que tienen visiones falsas y cuyas profecías son mentira. No podrán tomar parte en las reuniones de mi pueblo… Engañaron a mi pueblo diciéndole que todo iba bien cuando en realidad no era así.
¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso. "Castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes".
¡Lavaos, limpiaos!... ¡Dejad de hacer el mal! ¡Aprended a hacer el bien, esforzaos en hacer lo que es justo, ayudad al oprimido, haced justicia al huérfano, defended los derechos de la viuda! El Señor dice: “…Aunque vuestros pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejaré blancos como la nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, yo los dejaré blancos como la lana”.
Estas son algunas de las advertencias que en el pasado Dios le hizo a un pueblo que persistía en hacer lo malo; pero no hicieron caso y comprobaron en su propia carne el porqué de los ¡Ay! de Dios. En nuestros días esas advertencias siguen vigentes y Dios sigue llamando al arrepentimiento y ofreciendo perdón. Pero si nuestra nación no hace caso, y la mayoría persiste en beneficiarse de la injusticia, usted no lo haga. Preste atención a la advertencia y apártese del mal. Dios es el "Juez de toda carne"

*Isaías 1:15-18; 3:11; 5:8,18-24; 10:1-3; 13:11
Ezequiel 13:3-11; 34:2-5, 10; Joel 1:15




[Publicado el 28 de setiembre del 2013]


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