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Mostrando entradas de septiembre, 2012

"A Dios rogando y con el mazo dando"

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No todos los pobres son pobres por culpa del destino o del gobierno. Hay quienes son pobres simplemente porque no quieren esforzarse para prosperar. Suele ser más fácil echarle la culpa a la política económica, al clima o a los padres, antes que ser tenaz y avanzar en medio de las circunstancias adversas. Personas así no necesitan de una ayuda asistencialista. Lo que necesitan es dejar las excusas, las quejas, la ociosidad, y ponerse a trabajar. Y así es como lo expresa la Biblia en el libro de Los Proverbios, en el que encontramos varios pasajes que se refieren al ocioso, ya sea para ridiculizarlo o exhortarlo:  El perezoso se muere de deseos, porque sus manos se rehúsan a trabajar”. (21:25) “Mete la mano en el plato, pero ni aun es capaz de llevársela a la boca”. (19:24) “Para no ir a trabajar, dice que en la calle ¡hay un león que lo quiere matar!”. (22:13)

¿Deben las iglesias y pastores “meterse” en política?

Un creyente cristiano es también un ciudadano. Como tal, puede opinar, proponer y participar en lo que concierne al gobierno de su ciudad, ya sea eligiendo a sus autoridades o involucrándose en una causa que por supuesto no sea contraria a las leyes divinas ni humanas. Un pastor también es un ciudadano y como tal podría también hacerlo. Democracia es el gobierno del pueblo, y el pueblo lo conformamos todos, sin distinción de credo ni ocupación.

El religioso y el corrupto

Dos hombres fueron a la iglesia. Uno era conocido en el barrio por ser muy religioso; y el otro por ser un servidor del estado, corrupto y estafador. El religioso, frente al altar oraba en sus mente: “Dios, gracias porque me siento muy bien conmigo mismo, porque no soy como los demás hombres viciosos, borrachos, adúlteros y mentirosos. Gracias porque no soy como ellos, menos como este estafador sinvergüenza que hoy se atrevió a venir a la iglesia. Yo te canto, leo la Biblia todos los días, ayuno varias veces y doy mis diezmos de todo lo que gano, por eso sé que merezco ir al cielo.” Pero en cambio “el pecador” se quedó sentado en las últimas bancas de la iglesia, rehusándose a pasar más adelante. Mantenía la cabeza agachada y entre lágrimas sólo decía: “Dios, ten compasión de mí que en verdad soy pecador…”

La importancia de la Fe

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Sin fe, sin confianza no haríamos nada. No tendríamos amigos, no nos casaríamos, no haríamos transacciones comerciales, no iríamos a un doctor, no subiríamos a un avión; porque confiamos en otros es que podemos sostener las relaciones humanas (aun si lo hacemos con ciertas reservas). Y de manera similar, sin fe es imposible agradar a Dios, porque quien se acerca a Dios, debe creer en primer lugar que él existe, y que recompensa a quien le busca* , tal como lo dice el autor de la carta a los Hebreos, en las Escrituras Cristianas. No se puede tener comunión con Dios sin confiar en él.