¿Despenalizar las relaciones sexuales con adolescentes?

Es una realidad que muchos de nuestros adolescentes tienen relaciones sexuales. Si pensamos en nuestros hijos, ¿qué les aconsejaríamos? ¿Está bien? ¿Está mal? ¿Qué es lo ideal? Como sociedad: ¿Debemos crear leyes que se amolden a e la actual realidad o debemos crear leyes que eviten empeorarla? ¿Podemos crear leyes que ayuden formar una futura “mejor realidad”?

Tener relaciones sexuales trae consigo la posibilidad de engendrar hijos. Por lo tanto, debería practicarse cuando se posee una cierta madurez para criar bien a los hijos que eventualmente vendrán, porque si no, es un problema para la madre adolescente, su familia, y la sociedad, tal como lo vemos a diario. Los adolescentes no han alcanzado aún esa necesaria madurez para ser padres pues están pasando por muchos cambios hormonales, físicos, emocionales, en un tiempo en el que todavía están “adoleciendo”. Por esa misma razón a un joven de 14 años no se le da la potestad de elegir su presidente, ni puede conducir un automóvil, ni contar con su propia tarjeta de crédito… Entonces ¿por qué decirles a nuestros hijos adolescentes que pueden tener relaciones sexuales “responsables”? ¿Y qué diremos cuando a pesar de “cuidarse” nuestra hija queda embarazada: que no se preocupe, que vamos a criar a su hijo? ¿O le diremos que “se lo saque”, que lo aborte y lo mate? ¿Acaso el gobierno dará ayuda económica a nuestros hijos padres adolescentes que no trabajan y no pueden alimentar a sus hijos?

¿Y qué de los adultos que tengan relaciones con menores de edad? ¿Debemos decir que está bien que un hombre de 40 años tenga relaciones con nuestra hija de 14 si ella “se enamora de él”? ¿No es una jovencita de esa edad altamente vulnerable a ser engañada, manipulada, aprovechada por ejemplo, por la falta de amor y dinero en su propio hogar? Mas aún ahora con lo fácil que es conocer gente por internet y las redes sociales. Sí, es una realidad palpable, pero que por ahora el riesgo de ir a cárcel desanima a muchos dar rienda suelta a sus intenciones. En todo caso, si un hombre quiere mantener una relación seria con nuestra hija menor de edad, ¿no debería más bien hacerlo “a la antigua”, pedir permiso a los padres, “pedir su mano” y casarse?

“Es una realidad social” dicen quienes apoyan el proyecto de ley tal como está. Pero si pensamos así, deberíamos considerar también que es una realidad la prostitución infantil ¿También hay que legalizarla? (si no está mal que se acueste por “necesidad emocional” con un adulto, ¿porqué estaría mal si se acuesta por “necesidad económica”?). Y si es una realidad social que un hombre tenga varias mujeres ¿por qué no legalizar de una vez la poligamia? Con el mismo pensamiento legalicemos también la marihuana y demás drogas. Y también: ¡aprobemos la tan difundida piratería y reglamentemos la coima!

Estamos de acuerdo que es demasiado dar pena de cárcel al adolescente que no tuvo dominio propio; pero ¿no es también demasiado decir a nuestros hijos adolescentes que “está bien” tener relaciones sexuales a su edad, y peor aún, que no le pasará nada al adulto que se tenga un encuentro sexual con ellos? Por eso es que este es un proyecto de ley tipo “parche”, pues sólo tapa la herida y no la cura, con una visión que sólo considera “la punta del iceberg” pero es indiferente a todo lo que se esconde bajo él. Porque el problema de la sexualidad entre los adolescentes es mucho más grande y requiere lineamientos, proyectos, leyes que aborden el problema de manera global, en el que se forme, se eduque, se inste a una postergación de la iniciación sexual, se revalore la monogamia, el matrimonio, se enseñe a formar familia, a desarrollar dominio propio, y no sólo reducir la “educación sexual” a mostrarles los diferentes métodos anticonceptivos. Se requiere involucrar a padres, profesores, especialistas, líderes de opinión, medios de comunicación, con planes a mediano y largo plazo, con leyes que por ejemplo, restrinjan el alto contenido sensual en los programas televisivos para adolescentes, o establezcan mecanismos para bloquear las páginas gratuitas de pornografía en internet. Seguro que esto es muy difícil. Quizás imposible. Y por ello quizás les sea más fácil a nuestros congresistas “aceptar la realidad” y sólo despenalizar el sexo con adolescentes.






[Publicado el 30 de junio del 2012]



Comentarios

Entradas populares de este blog

La Biblia no prohíbe la transfusión de sangre

Un puente entre Dios y los hombres

Los Gedeones