Para ti mujer, futura madre

Algunos consejos para ti, señorita, dama, que aún no eres madre. Unas cuantas orientaciones del pasado y algunos principios bíblicos que te serán de provecho si los tomas en cuenta antes de ser parte del milagro de la vida y se forme en ti un nuevo ser. Privilegio y responsabilidad, con decisiones que propiciarán las condiciones para tu felicidad y la de tus hijos.

Si aún no quieres ser madre, no tengas relaciones sexuales. Si eres menor de edad, abstente. Esto, por el simple hecho de que (como debes saberlo) puedes quedar embarazada, y para enfrentar bien la maternidad es necesario que tengas la capacidad emocional y económica para asumir la crianza de un hijo. Ten en cuenta que ningún método anticonceptivo es 100% seguro. No te arriesgues. Considera que tu decisión determinará en gran medida el bienestar de un nuevo ser humano. Ya muchos son los que vinieron al mundo por “errores”, creciendo en familias sin cariño, sin amor, sin comida; criados sólo por sus madres porque los hombres no tuvieron la hombría de asumir su responsabilidad. Basta ya. Sigue el consejo de la Biblia, cásate primero, y mientras tanto, estudia, trabaja, ejerce el dominio propio.

Únete a un buen hombre: Porque por más buena madre que te propongas ser, la formación de un niño requiere la presencia de una figura masculina. Necesita un padre y no a cualquiera. No buscarás al hombre perfecto porque nunca lo encontrarás (tampoco tú lo eres); pero busca a alguien con virtudes que admires y faltas que puedas sobrellevar. Por lo menos que sea trabajador, veraz, no egoísta, capaz de oírte, de reconocer sus propios errores y tenga deseos de superarse a sí mismo. Mucho mejor si ama a Dios y lo respeta. Porque así te amará y respetará también. Aprende a esperar.

Planifica tu familia: Si bien los métodos anticonceptivos no han alcanzado la total perfección son bastante eficientes. Busca un profesional médico y que te oriente. Siendo administradores de la vida, conversa con tu esposo y decidan cuándo y cuántos hijos tener. Aún si a pesar de los cuidados concibes un hijo más, sabrás que nacerá en condiciones más favorables. Es necesario advertir en esta parte que el aborto no es un método anticonceptivo. El aborto es un delito, un asesinato. Como mujer que has recibido el don de concebir vida no deberías ni siquiera ponerlo como opción. Muchos de los abortos que se dan en nuestro medio se han podido evitar simplemente por un pequeño acto de responsabilidad, un par de monedas. 

Encomiéndate a Dios: Él es el autor de la vida, él te da la capacidad de concebirla, y en su Palabra hay enseñanzas que te ayudarán a asumir mejor el rol que él te da. Habla con Dios por medio de la oración, escúchale leyendo la Biblia, asiste a una iglesia, fortalece tus valores morales; desarrolla tu personalidad poniendo en práctica lo que aprendes; porque vas a formar un ser humano también con tus actitudes, tus palabras y tu ejemplo, y no podrás darle lo que no tienes. Si consideras a Dios verás su guía y su ayuda espiritual y al pasar lo años podrás sentirte satisfecha por la labor que hiciste. Sin pesares, sin remordimientos. Una madre feliz, por haber dado lo mejor con amor.



[Publicado el 12 de mayo del 20012]


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