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Mostrando entradas de marzo, 2012

Cuando al malo le va bien

Sucede. Una persona se propone hacer lo justo y honesto, y le va mal. Otro que miente, estafa y evade impuestos, gana más. Uno respeta a Dios y trata de obedecerle, y se enferma. Otro vive como si Dios no existiera y está más saludable. Y comparando, ronda en la mente la irreverente pregunta: “¿Vale la pena esforzarse por hacer lo correcto?” seguida de la tentadora respuesta que el creyente suele reprimir en su interior: “No sirve de nada obedecer a Dios”.

Un día por siempre, para el "Niño por Nacer".

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En el Perú respetamos la vida desde su concepción (todavía). Nuestra Carta Magna declara que “El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece”, y desde el 2002 el Congreso ha establecido al 25 de marzo de cada año como “El día del niño por nacer” (Notar que no es el “día del embrión” o “día del feto”) y en ese marco, el Ministerio de Salud presenta en su página web las siguientes declaraciones:

No Diez. Sólo "Dos Mandamientos"

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¿Recuerda los Diez Mandamientos?: I. No tendrás otros dioses delante de mí. II. No te harás ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás…  III. No tomarás el nombre de Yahveh tu Dios en vano…  IV. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es día de reposo para Yahveh tu Dios… 

Religión Inútil

Por la religión dicen estar más cerca de Dios, van a la iglesia, escuchan sermones, cantan, ofrendan, oran, ayunan; pero lo hacen sólo para sentirse bien, para quedar bien; mientras mantienen pleitos y oprimen a sus trabajadores. ¿Esa es la religión que quiere Dios? ¿No es más bien la religión dejar de esconderse del hermano, soltar las cargas de opresión, compartir con el hambriento, dar casa, vestido y comida al que no tiene?, ¿no es más bien tratar a todos por igual y no hacer acepción de personas? Si alguno dice saber más de Dios o estar más cerca de él, que lo demuestre con su buena conducta, sin celos amargos ni contención en su corazón. Porque si alguno dice ser religioso y no sabe poner freno a su lengua, se engaña a sí mismo y su religión no le sirve de nada.

El Santo de mi devoción

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¿A qué santo se encomienda usted? ¿No lo hace? ¿Está buscando uno? La historia que narro a continuación trata justamente de eso, de alguien que buscó encomendarse a un santo protector. Quizás puede ayudarle a usted también. Alejandro, un joven marino de la armada peruana, se alistaba a partir en su primer viaje por alta mar. Era la primera vez que saldría de su patria, y con el entusiasmo y los preparativos propios de la tripulación, días previos al viaje, notó que varios de sus compañeros llevaban consigo una “estampita”, una imagen del santo de su devoción que la colocaban en su camarote o la portaban en su cuello… “Me lo dio mi madre”, “Este es bien milagroso”, “Es el patrono de mi pueblo”, “A él me encomiendo”… eran algunos de los comentarios que les oía decir y que le causó gran preocupación porque hasta ese día él no era devoto de ningún santo, y si estaba a punto de zarpar a los Estados Unidos de Norte América le urgía conseguir uno para que lo guiara y protegiera.