Respondamos: “¿Tan difícil es caminar derecho?”

¿Tan difícil es ser honesto? ¿Tan difícil es decir la verdad y andar con rectitud? ¿Tan difícil es negarse a robar y evitar aprovecharse del poder? La primera dama de nuestro país soltó en twitter esta pregunta que bien vale la pena responderla. Parece una pregunta retórica, de obvia respuesta, pero no es así… Podemos imaginarnos lo que quiso decir y aún presumir a quién iba dirigida, pero si tuviéramos que responder de manera personal, ¿qué opina usted? ¿Le parece que caminar derecho es muy difícil?, ¿a usted le es difícil?

Fácil es protestar contra nuestras autoridades que caminan torcido. Muy fácil es criticar a los jefes y colegas que caminan chueco. Pero ¿qué de nosotros? Si somos sinceros, tenemos que reconocer con vergüenza que para ninguno de nosotros le es fácil andar haciendo siempre lo correcto. Y es vergonzoso porque sabemos que está mal, nos indignamos cuando otros lo hacen, pero aún así lo hacemos y comprobamos que no es fácil ser íntegro en todas las áreas de nuestra vida. Quizás no terminemos envueltos en un escándalo mayor, de trascendencia nacional; pero, ¿qué de la envidia, de las mentiras, de los chismes, de copiar en un examen, de comprar un repuesto robado, de pasar un billete falso? ¿No es también andar torcido? Para alejarse del buen sendero basta un pequeño giro. Un ángulo de pocos grados, puede con el tiempo apartarnos muy lejos.

Es la creciente pobreza de valores en nuestra sociedad, con familias disfuncionales incapaces de criar bien a sus hijos que mal forman al ciudadano y lo dejan sin recursos para enfrentar las circunstancias que le presionan a aceptar lo incorrecto. Se hace difícil por las empresas de comunicación y las autoridades que en vez de promover buenas prácticas y ser buen ejemplo institucionalizan aquello que “el fin justifica los medios”. Cada nueva generación resulta más vulnerable que la anterior porque crecen siendo entrenados con pretextos como “hay que ser vivos”, “todos lo hacen”, “es un mal necesario”, “no quedaba otra”.

“¿Cambiará el etíope su piel y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podrán ustedes hacer el bien, estando tan habituados a hacer el mal?” *es la pregunta que Dios hizo en el pasado por boca del profeta Jeremías a una sociedad muy parecida a la nuestra. Y añadió: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo, Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón para dar a cada uno según su camino…” Según Dios, todos tenemos la tendencia a caminar mal porque nuestro corazón tiende al mal. Él lo conoce, y él puede remediarlo: “Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón…”

Así que respondemos: ¿tan difícil es caminar derecho…? Para los que se han dejado llevar por el engaño de su corazón, y están acostumbrados a pensar y hacer mal, sí, les es muy difícil. ¿Para alguien es fácil? No. Entonces, ¿es imposible andar rectamente? Por supuesto que no. Sí es posible, aunque como tantas cosas buenas que se logran en la vida, “caminar derecho” requiere también de renuncia, esfuerzo y fe. Porque si tomamos la determinación de hacer el bien, de volver a aquello que Dios establece, si nos nutrimos de sus principios, sus enseñanzas y sus recursos, sí se puede. Con Dios en el corazón sí se puede.

*Jeremías cap.13, vs.23; 17:9-10; 31:33



Publicado el 22 de octubre del 2011

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