Esperamos lo mejor

En serio, esperamos de ustedes lo mejor. Han sido elegidos por la mayoría del pueblo, y sin importar si fue con poca o mucha diferencia, o con buenas o pocas propuestas, hoy ustedes están ya ocupando sus cargos. Alcaldes, regidores, presidente y consejeros: ahora esperamos lo mejor de ustedes.

Su mejor esfuerzo. Su mayor dedicación. Esperamos que dejen a un lado cualquier interés personal e ignoren a todos los cobradores de "favores". Esperamos ver en ustedes responsabilidad, honestidad, sinceridad, una actitud de humildad y aprendizaje continuo, informándose, rodeándose de buenos asesores y capacitándose. Nuestra expectativa es que recibiendo lo mejor de otros y dando lo mejor de ustedes mismos, sus gestiones sean tales que podamos recordarlos con gratitud por muchos años. Esperamos que tengan siempre presente que el pueblo los eligió para representarlos, y que les pagará por su trabajo, y por lo tanto les demandará resultados. Por favor, háganlo bien. Los ojos de todos estarán sobre ustedes. Y los ojos de Dios también.



El apóstol Pablo dijo* que “no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”. Deben recordar que están en el cargo no sólo por una simple mayoría de votos. Si no que Dios mismo (el Creador y Señor de la tierra) en su soberanía, les ha concedido el privilegio de gobernar sobre las personas y los recursos de su creación. Y por supuesto, él también les pedirá cuentas. (Si reconocen la soberanía de Dios y se esfuerzan por gobernar conforme a los "principios cristianos de liderazgo", lo harán bien. Él estará con ustedes.)

Claro, los ojos de Dios también están sobre nosotros, pues espera de nuestra parte la mejor actitud. Por eso está escrito*: "Sométase toda persona a las autoridades superiores...". Así que luego de la campaña electoral (con sus propuestas, promesas, debates, ataques, discusiones y  hasta disturbios), ahora es tiempo de apoyarlos y contribuir con ustedes con actitudes positivas: respetando la decisión de la mayoría, dejando trabajar, sumando y no restando, obedeciendo los acuerdos y disposiciones, con la salvedad que si en algún momento parecieran no ser las más apropiadas, nos haremos oír, proponiendo otras con respeto y orden.

Entendemos que no hay autoridad perfecta. Todo ser humano se equivoca, comete errores, tienen limitaciones personales, problemas familiares, de carácter, pero aun así, Dios los ha elegido y quiere y puede usarlos. Por eso seremos pacientes, pero no dejaremos de exigirles que den lo mejor de sí mismos. Nada menos.

Los ciudadanos también lo haremos.


*Epístola a los Romanos 13:1

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