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Mostrando entradas de junio, 2010

Te doy dinero, pero me das tu paz

“Te doy dinero, mucho, fácil, rápido. Pero a cambio, me entregas tu paz y la tranquilidad de tu familia…” ¿Qué le parece esta oferta? Si hasta ahora no la ha recibido, prepárese, porque en el momento que menos se imagina vendrá. Mejor es reflexionar y preparar con anticipación la respuesta. Vaya pensando: ¿a cuánto vendería la paz de su familia y su propia tranquilidad? Seguro que dará la respuesta que aprendimos todos: “Mi paz y la de mi familia no tiene precio”. Pero en muchos casos ésta es sólo una respuesta de reacción sin convicción. Basta mirar alrededor, en las noticias del periódico y la televisión; como cientos de profesionales, empresarios y autoridades prefirieron al dinero antes que la paz, pasando días de angustia y aflicción, con muchos bienes, pero sin la tranquilidad debida para disfrutarlos; escondiéndose, temiendo ser descubiertos en sus ilícitos negocios, fraudes y robos. Y terminando en la cárcel.

Cuando el padre ama a un hijo mal agradecido

Un padre tenía dos hijos. Hace tiempo que el menor quería irse de casa con la plata del viejo (tenía mucho dinero) Así que empezó a insistir y a exigir a su padre que le de la herencia que le correspondería cuando el muriera. Si finalmente iba a ser de él, ¿por qué no darle uso desde su juventud?... y el padre le dio. Y el hijo se fue. Se fue muy lejos. Viajó al extranjero no para invertir, ni hacer negocios. Se fue a “mujerear”, a vivir “la vida loca”, a comprar lo que sus ojos veían, a malgastar en fiestas y “disfrutar” con los muchos amigos que ahora tenía. Nunca llamó a casa. Nunca mandó una carta.