Centros de Formación Ciudadana


Creo que muchos estamos de acuerdo en la imperiosa necesidad de mejorar nuestros Centros de Formación Ciudadana. Necesitamos formar una nueva generación de peruanos, de buenos ciudadanos: responsables, respetuosos, honestos, trabajadores, con iniciativa, con ideales, con los valores necesarios para construir un Perú más justo para todos. Las últimas décadas revela que el trabajo que hemos venido haciendo al respecto, es deficiente. Los actuales Centros de Formación Ciudadana necesitan de urgente apoyo.

En realidad, nunca se ha dado la debida importancia a estos centros. A pesar que las leyes en la letra fomentan su desarrollo, en la práctica el Estado no hace mucho. Pocos son los candidatos que en sus planes de gobierno incluyen propuestas serias para mejorar sustancialmente y a largo plazo a estos centros tan importantes para nuestra nación. Hay proyectos y medidas para mejorar la educación primaria y secundaria; la formación técnica, universitaria; y se apoya las labores de muchos entidades e instituciones que ayudan a las mujeres, los niños, los jóvenes, pero aún no se ve ni se oyen programas para fortalecer a la formación y desarrollo de las familias de nuestro país. Las familias son los verdaderos Centros de Formación ciudadana y si no invertimos en ellas nunca se darán los grandes cambios que esperamos ver en el futuro de nuestro País.

En la familia se forma al futuro ciudadano, al trabajador, el empresario, el político, el esposo y padre. Los centros de educación primaria y secundaria complementan dicha labor, pero no la sustituyen. El ejemplo que los hijos reciben en casa, los valores que viven los padres, el trato que recibe el niño, determinarán en sumo grado los valores que tendrá de adulto.

Si en el hogar, desde pequeño el hijo ve a sus padres resolver sus diferencias de buenas maneras, de seguro ese será su ideal en todas sus relaciones sociales. Si su padre dice la verdad, cumple siempre su palabra (incluyendo aquello de “ser fiel hasta la muerte”), devuelve lo prestado, respeta las leyes, es trabajador, entonces recibirá una formación que le será difícil de olvidar cuando sea adulto. Si la madre respeta a su esposo, a sus vecinos, siendo prudente al expresarse y juzgar; el hijo verá tal buen ejemplo, que de grande le servirá para evitar caer en la prepotencia y falta de respeto a los demás. Si el niño comprueba día a día la consecuencia de sus padres, reconocerá su autoridad, y si además recibe un trato justo, con disciplina y amor, entonces podrá crecer con más fortaleza para enfrentar las malas influencias de los amigos en el colegio, los medios de comunicación y la sociedad. Un Hogar fortalecido en valores producirá mejores ciudadanos. Como dice el proverbio bíblico: “Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él”.

Por eso es de vital importancia que los gobiernos tomen en serio la labor de la familia como Centros de Formación Ciudadana y a los padres como sus principales instructores. Se debe elaborar proyectos y programas a mediano y largo plazo con los diferentes aportes de profesionales e instituciones (sin discriminar a las confesiones cristianas) para enseñar a los jóvenes principios básicos, desde como escoger a sus parejas y el mejor tiempo para hacerlo; a formar familias saludables, a ser buenos padres; a resolver diferencias, a afrontar situaciones difíciles, etc. Involucrando de manera coordinada a los medios de comunicación, los colegios, municipalidades y las iglesias.

Y por supuesto, con el compromiso personal de empezar el cambio en casa. Los creyentes en Cristo Jesús seguiremos trabajando a favor de las familias del Perú.




Publicado el 22 de setiembre del 2009

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