Profetas del Medio Ambiente



“La temperatura del planeta se incrementará. Los polos y nevados se derretirán, el nivel del mar subirá, islas desaparecerán y ciudades enteras serán inundadas”; “los climas se tornarán extremos”; “Habrá sequías, inundaciones, escasez de alimentos y enfermedades”. “La especie humana está en peligro”. “No tenemos más tiempo, tenemos que hacer algo para salvarnos y ¡Ya!”.

Cada vez que oigo a los hombres de ciencia dar advertencias como las mencionadas, me pareciera estar oyendo a los profetas de los escritos bíblicos; pues su mensaje, su pasión por lo que creen, su esfuerzo por convencer a personas y gobiernos, su llamado al cambio y su frustración a la escasa respuesta, los hacen muy parecidos.

Hace dos mil años, en el capítulo 16 del libro de Apocalipsis, el profeta Juan vio el futuro y escribió: “Murió todo ser vivo que había en el mar… Al sol le fue dado quemar a los hombres… Y los hombres se quemaron con el gran calor… El agua del río Eufrates se secó… Toda isla huyó, y los montes no fueron hallados, y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo…”

Hace tan sólo unas décadas, muchos sonreían con incredulidad al oír a los predicadores anunciar las profecías bíblicas del fin del mundo. Afirmaban que el mundo no se podía acabar, y que si cabría tal posibilidad, sería dentro de muchos millones de años. Sin embargo, ahora, ya no son los religiosos con Biblia en mano quienes anuncian semejantes catástrofes; son científicos que basados en sus observaciones estiman que de no hacerse algo al respecto, estaríamos desapareciendo en este siglo. Por eso, bien podríamos llamarlos “Los profetas del medio ambiente”: Anuncian el fin del actual sistema de vida y alzan su voz hacia los pueblos, exigiendo cambios personales y gubernamentales, radicales e inmediatos.

Como ellos declaran, la raíz del problema ambiental está en el hombre: Los intereses creados, la codicia, la avaricia, el consumismo, el orgullo, la ignorancia, la falta de respeto a los demás y a la propia naturaleza, todo ello y más, nos ha llevado a este punto crítico. Es el mismo mensaje bíblico de hace miles de años pero con términos diferentes. En la Biblia, a ese comportamiento destructivo, se le denomina Pecado. Y a la acción de cambio requerido, se le llama arrepentimiento. El pecado no sólo afecta nuestro ser y nuestro estado eterno. Estamos comprobando que también afecta a la naturaleza a la cual pertenecemos.

A diferencia de “los profetas del medio ambiente”, los profetas bíblicos anunciaron la aparición de un “cielo nuevo y tierra nueva”. Dijeron que si los hombres queremos salvarnos, debemos arrepentirnos y actuar, eso significa trabajar por el cambio, pero poniendo nuestra esperanza, no en el hombre, sino en el Creador.

Entonces, hay esperanza.




Publicado el 1º de junio del 2009

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